Escuelas

La cultura juvenil es particularmente problemática. La mayoría de los adolescentes están inmersos en los medios, el entretenimiento y los entornos de consumo que normalizan las identidades «transgénero» y «no binarias» y los instan a ser «aliados» entusiastas del movimiento LGBTQ. Los estudiantes católicos en la escuela pública deben navegar en un entorno educativo que, desde el jardín de infantes en adelante, los instruya en terminología, pronombres e imágenes “inclusivos”; celebra a los estudiantes que «salen del armario» como «transgénero» o «no binarios»; e insiste en que todos los estudiantes tienen una «identidad de género» para explorar. La cantidad de niños y adolescentes que se identifican como transgénero ha aumentado drásticamente, especialmente en los últimos cinco años. Es cada vez más probable que el estudiante promedio de una escuela pública tenga compañeros que se identifiquen como transgénero. Los estudiantes entienden correctamente que deben ser amables y respetuosos con la dignidad de cada persona; sin embargo, los entornos escolares que afirman a las personas transgénero enseñan cada vez más a los estudiantes que ser compasivo, amable e inclusivo significa aceptar y apoyar todas las “identidades sexuales y de género” como normales y saludables. Los entornos que afirman el género inevitablemente atraen a otros a la narrativa de la persona «transgénero», lo que obliga a los demás a afirmar, sin lugar a dudas, la identidad «transgénero» o «no binaria» de la persona.. Los estudiantes pueden enfrentar la desagradable realidad de que, si no afirman la identidad «transgénero» de alguien, serán humillados en las redes sociales, tachados de «enemigos» o «intolerantes».

Es importante reconocer el daño resultante de la adopción de la ideología de género por parte de la cultura. La ideología de género es irreconciliable con la antropología cristiana y la enseñanza católica. El cuidado pastoral de las personas (y sus familias) que enfrentan estos problemas requiere sensibilidad, discernimiento, prudencia y caridad. Los jóvenes, especialmente aquellos que ya son vulnerables debido a problemas de salud mental preexistentes, autismo o experiencias traumáticas, pueden convencerse de que su “identidad de género” les obliga a realizar una “transición”, modificando el cuerpo de formas destructivas y dañinas. Los católicos de cualquier edad que abrazan la ideología de género eventualmente pueden rechazar la antropología cristiana y ser menos receptivos a la doctrina católica y la enseñanza moral. Solo la verdad sobre la persona humana, presentada con coherencia y claridad, puede iluminar el camino a seguir. Las instituciones católicas enfrentarán desafíos específicos mientras buscan mantener una identidad y misión católicas y comunicar el amor y respeto de Cristo por todas las personas.